Add parallel Print Page Options

No hay quien pronuncie tu nombre
    o trate de apoyarse en ti.
Es que te ocultaste de nosotros
    y nos has dejado en manos de nuestro pecado.

Pero así y todo, SEÑOR, tú eres nuestro Padre.
    Nosotros somos la arcilla y tú el alfarero.
    Todos nosotros somos obra de tus manos.
SEÑOR, no te enojes indefinidamente
    y no tengas siempre presente nuestro pecado.
    Mira que todos nosotros somos tu pueblo.

Read full chapter